La Punta Loca: Por qué se celebra el Día del Inventor



Por Daniel Balmaceda

En la Argentina, el Día del Inventor se celebra el 29 de septiembre, por ser esta la fecha en que nació
(en 1899, en Budapest) Laszló Jozsef Biró, un akarnok (buscavidas en húngaro) que intentó suerte en diversas actividades, Fue vendedor a domicilio, agente de bolsa, despachante de aduana, escultor, pintor, periodista, hipnotizador y hasta participó en carreras de autos. Aunque sin duda, lo suyo eran los inventos.

Por ejemplo, ideó un precario sistema de caja automática, una cerradura inviolable y un lavarropas, En algunos casos fue fundamental la participación de su hermano Georg, quien era químico. Durante su época de periodista, a Ladislao Biro (ese es el nombre castellanizado) se le ocurrió que debía encontrar la forma de que la tinta de las lapiceras se secara más rápido.


 
Deseaba hallar una tinta similar a la que se usaba para imprimir diarios, que pudiera utilizarse en plumas fuente. Claro que no se trataba de usar la misma que se empleaba en la prensa, así porque sí. Las diferencias entre tintas son tan notables como, por citar un caso, entre una témpera y una pintura acrílica.

Los hermanos Biro lograron una solución liquida, muy adecuada para la escritura manual, aunque no del todo efectiva: la pluma se trababa por el espesor de la tinta. Hasta que cierto día en Budapest, Ladislao observó a unos chicos que jugaban con bolitas de vidrio. Estos varones se entretenían lanzándolas para que rodaran lejos por el suelo, pero pasando por un charco de agua, de tal manera que trazaran una línea de agua en el piso seco, al salir del charco. La escena estaba mostrándole la resolución del problema. No debía utilizar una pluma metálica en la punta, sino una bolita.

En realidad, el sistema del bolígrafo ya había sido entado en 1888, antes de que los Biro nacieran. De todas maneras, el mecanismo tenía fallas, entre ellas la falta de una tinta adaptable. Además, no se había comercializado. Ladislao Biro patentó su bolígrafo en 1938, tanto en Francia como en Hungría



En el tiempo en que los biro inscribían la patente de su invento, en la Argentina, Agustín P. Justo dejaba la presidencia en manos de Roberto M. Ortiz. En abril Justo partió en el que seria su único viaje en Europa, donde pasó unos seis meses. Durante aquel paseo el ex presidente conoció a los Biro, quienes se encontraban en Francia. Cuando le contaron acerca de su invento, Justo les propuso que instalaran una fabrica en Argentina y les entregó una tarjeta personal

Poco tiempo después Biro entabló una relación con su compatriota Johann Georg Meyne que se integró a la sociedad de los hermanos aportando capital.

La reunión con Justo pudo haber sido una anécdota: más. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial torció varios destinos, incluso el de Ladislao Biro, quien recordó el episodio con Justo y partió de Hungría rumbo a la Argentina, huyendo de la persecución nazi, junto a su hermano Georg y a su socio Meyne. Arribaron en mayo de 1940. El 10 junio de 1943 patentaron en Buenos Aires su gran invento, que no era como el original, sino que había sido perfeccionado, ya que el tema de la tinta no había podido resolverse en forma completa. La definición del producto, registrado bajo la patente 57.892, es "instrumento para escribir a punta esférica loca" . Cuando les tocó bautizar a su lapicera, la llamaron birome, que significaba Biro y Meyne. Aunque debe reconocerse que en algún momento sintieron que había que rebautizarla esferográfica, nombre que no prosperó.



En un principio no hubo un acuerdo acerca de las finalidades del invento. Si bien los fabricantes tenían en claro que se convertiría en un objeto de gran necesidad entre los mayores, a los vendedores les parecía que el mercado más provechoso seria el de los niños, quienes contarían con un instrumento barato para entretenerse.

La falta de visión inicial fue subsanada. Sobre todo cuando la compañía Parker mostró su interés en el producto, así como también el barón Marcel Bich, fundador de la empresa Bic, quien llenó de biromes a Francia primero y luego a Europa. Cabe aclarar que más adelante se crearía el desodorante a bolilla empleando el mismo criterio que utilizó el húngaro al idear esa birome que supo imaginar mientras observaba a un grupo de niños jugando en la calle.

Extraído de "Historia de las Palabras" (Daniel Balmaceda)

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