Noble con la música

 


Por Diego Villarino

Recuerda aquellos tiempos con los Caballeros de la Quema, con una mueca de nostalgia. Iván Noble experimentó cambios a lo largo del tiempo. Sabe que la etapa noventosa forma parte del pasado. Aquel rockstar de 25 años no existe más. En los primeros recitales de "Cemento" subía en cuero, y se vestía con un jean ajustado, una imitación de Axl Rose que luego tomó identidad propia.

Ahora es un hombre de 54 años enfocado en su carrera solista. Sin embargo, conserva la estética rockera, el pelo ondulado, la barba y en ocasiones los lentes negros. Los resabios de esa etapa continúan latentes. Avanti Moracha pasó de hitazo radial a himno político, “No tires la toalla, hasta los más mancos la siguen remando”, dice un fragmento de la canción, utilizada para homenajear a Cristina Fernández. Todo ocurrió después del fallecimiento del ex mandatario Néstor Kirchner. Cuando Cristina ganó la reelección, el músico recibió su invitación.

Noble es un tuitero habitual, Internet es una de sus vidrieras. Reconoce su apoyo al gobierno actual y se suma al conjunto de artistas con un perfil político asumido, entre ellos Charly García y Fito Páez. Sin embargo no está a favor de manifestar su posición en los medios, tampoco cree que la música solucione las desigualdades, como sostuvo en una entrevista a Infobae.

Él prefiere abocarse a su carrera artística. El pelo largo predominó en sus inicios. Nunca priorizó la estética, mucho menos cuando formó los Caballeros de la Quema con sus ex compañeros del colegio Dorrego. En su origen era una banda barrial que tocaba en bares, cuyas canciones eran de culto. El nombre del grupo no tiene una razón porteña: por más que se pueda relacionar a la quema de residuos en Parque Patricios, tampoco se vincula al apodo del estadio de Huracán. Por el contrario, la banda surge del oeste bonaerense y lo curioso es que el vocalista comenzó como batero. "El baterista es el arquero de una banda y el cantante es el que tiene hacer los goles.", afirma en el programa Los Mammones. Iván Noble todavía recorre las calles del oeste para visitar a sus progenitores, regresar a la casa de ellos representa una alegría personal.

Su infancia estuvo marcada por la cultura. De niño miraba telenovelas con su abuela paterna, la más recordada era "Amo y señor", protagonizada Arnaldo André, Luisa Kuliok y Gerardo Romano. Quién iba a imaginar que más tarde debutaría como actor en “099 central”, una vieja producción de Canal Trece.

Desde muy chico es lector gracias a sus padres, cuando se presenta la oportunidad siempre elige un libro de la biblioteca. El gusto literario varió con el paso del tiempo. De la influencia familiar a las preferencias personales. Su último escritor favorito es Patricio Pron, un argentino que vive en Alemania. Con placer se sumerge en “El Mundo de las personas que lo afean y lo arruinan”.

En el momento de elegir libros selecciona aquellos que lo interpelan: la soledad, la vejez y la muerte son temas que le interesan. No es casualidad, por su vida pasaron varios amores. Nunca tuvo suerte en las relaciones. En PH confesó que “Avanti Morocha” fue escrita mientras lo dejaba una ex novia. A pesar de los contratiempos sentimentales, recalca el vínculo con su ex pareja Julieta Ortega, actriz e hija del popular “Palito”. A 12 años de la separación los une el amor por su hijo Benito, quien le dio nombre a una pieza musical.

“Partido chivo que jugamos”, canta en Todos atrás y dios de 9. En su infancia amagó con la carrera de futbolista. Hasta se probó en Ferro Carril Oeste. Su sueño se frustró pero el fútbol quedó retratado en sus canciones. Como hincha de Boca recuerda los goles de Palermo, sobre todo el marcado a River en la Libertadores 2000.

Noble es una persona accesible. En distintos ámbitos, forjó relaciones amistosas: La carrera lo hizo amigo de Sebastián Wainraich y Mostaza Merlo. En el plano musical se dio el lujo de cantar y componer con Joaquín Sabina “Otro jueves cobarde” Para mantener el nivel, viajó a Madrid para participar del show de Joan Manuel Serrat, el ídolo de sus padres. Se dio todos los gustos, incluso los que no esperaba. Con León Gieco compartió unos mates mientras fabricaban “Hasta estallar”.

Si algo caracteriza a Iván Noble es su apertura de ideas. Se sigue declarando fan de Pink Floyd y los Beatles pero acepta que es el tiempo del trap. Su sinceridad llega al punto de confesar que perdonaría una infidelidad. Entre la composición y el canto, elige la primera. Para abocarse a la música dejó la carrera de sociología. Hoy no piensa en retomarla, pero sí hacer un curso a distancia. Noble es el hombre de las mil caras.

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