"El talento es el hombre en libertad, nace en cualquier persona que se sienta capaz de volar con sus ideas", fue una frase histórica del flaco Spinetta. La conmemoración surgió el 22 de noviembre de 1594, en homenaje a Santa Cecilia. El papa Gregorio XIII. la nombró como Patrona de la Música. Se la puede ver rodeada de instrumentos en varias obras de arte. Según, los antiguos escritos, la mujer cantó alabanzas a Dios mientras los músicos de su boda interpretaban canciones paganas. Por eso el alcalde romano Almaquio ordenó que le cortaran la cabeza.
La música transmite sensaciones y en ocasiones calma la tensión. Es la medicina cuando las emociones juegan en contra y es la vía de escape en momentos donde la rutina abruma. En cierto modo, se convierte en una necesidad imperiosa, al igual que el cine o la pintura, expresiones culturales que fueron subestimadas y reducidas a simples pasatiempos. Además ocupa un lugar importante en la vida cotidiana de las personas. Con melodías se canta y se baila.
La humanidad fue testigo de artistas trascendentes, cada uno con su particularidad. Queen instaló la voz de Freddie Mercury y creó un himno como Bohemian Rhapsody. Los Beatles se consolidaron como la banda más famosa, tocaron en una terraza e hicieron la portada mas recordada: el mítico Abbey Road. Los medios se encargaron de trazar una histórica rivalidad con los RollingStones, grupo que tuvo la dicha de contar con Mick Jagger, un frontman del rock.
En los 70 Sandro representó un símbolo de la juventud argentina, motivado por su doble faceta, la de cantante y actor. Los argentinos y uruguayos disputan el origen de Carlos Gardel, conocido por potenciar el tango en el Río de la Plata. Por otro lado, Enrique Santos Discépolo escribió Cambalache, que predijo en los 30, muchos de los conflictos políticos y sociales de occidente. El universo musical es un mundo plagado de historias y pasiones.