Repensar el periodismo

El día del periodista invita a una reflexión profunda y constructiva. ¿Cuáles son los principales conflictos que atraviesan a la profesión?

Por Diego Villarino

El siglo XXI está marcado por el debate sobre el rol del periodista. En la actualidad es señalado y rediscutido. Los interrogantes abundan y el papel del periodismo en la opinión pública, así como los vicios de la profesión, son cuestionados. En Argentina es una discusión muy frecuente que ganó terreno en los últimos años. El propósito de esta nota es invitar a pensar los pormenores y desafíos.

Hace 211 años Mariano Moreno fundó La Gazeta de Buenos Ayres en tiempos revolucionarios. El 7 de junio salió el primer número de un periódico que sirvió para informar y articular los objetivos de la Primera Junta. En definitiva la profesión no es neutral, en aquel entonces respondió a los intereses patriotas del Gobierno, que se había establecido el 25 de mayo en el Río de la Plata. 

Las cuestiones de la neutralidad y objetividad son dos banderas que fueron alzadas durante varias décadas. La puja de intereses abrió el debate y evidenció una premisa rechazada por muchos: La subjetividad siempre incide en el rol del oficio, en mayor o menor medida, ya sea condicionada por la libertad de empresa o surgida por los propios valores adquiridos. Somos seres humanos con creencias, costumbres y vínculos. 

Estamos atravesados por lo ideológico, sin que eso implique necesariamente una postura política partidaria, pero sí tenemos una visión del mundo. Predicar un periodismo pulcro y libre de marca personal resulta utópico. Sin embargo, eso no opaca la validez del oficio, por el contrario, en tiempos de polarización extrema representa un desafío. Los ejes centrales son el equilibrio, la ética y la honestidad intelectual, tres palabras importantes y al mismo tiempo, significativas. 

Entonces, cómo debe ser el vínculo con el ciudadano y la conformación de la opinión pública? La era de la posverdad exige cautela y seriedad en la transmisión de información. La circulación de Fake News (Noticias Falsa) tiene una conexión estrecha con las emociones de los usuarios. En ese sentido, las redes lograron una injerencia notoria. El comunicador debe estar a la altura de las circunstancias y no dejarse llevar por el fervor.

Cuando hablo de equilibrio me refiero a saber discernir, tolerar y argumentar. También implica ser responsable en el chequeo de datos y manejar el clima de una nota, incluso en el caso de entrevistar a una persona disidente. No me refiero a la objetivad estricta, esa idea promovida por la corriente positivista, que se instaló en los medios masivos y que pretendió concebir al sujeto como un mero objeto, desprovisto de creencias, valores o mecanismos mediáticos. La captura de una cámara puede generar un recorte de la realidad. Sin embargo, estos factores no desligan de la responsabilidad al periodista. Los nuevos tiempos fuerzan a repensar y mejorar la profesión.









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