El transgresor



Juan Castro fue el paladín del periodismo comprometido, un comunicador que visibilizó temáticas marginadas por el poder. A fines de los 80 comenzó su carrera como asistente de producción en la Rock & Pop, en aquel entonces se sumó a las filas de Feedback. En sus inicios se codeó con Mario Pergolini y Ari Paluch, dos emblemas de los medios masivos. Sin embargo nunca se paró desde una cima, aún con el entusiasmo de un joven de 16 años. El universo radial favoreció su crecimiento pero la televisión lo impulsó. 

La TV brindó herramientas que el mismo periodista supo aprovechar. El efecto visual que proporciona la cámara le aportó un condimento especial. No solo lo aprovechó sino que también desafió las reglas. Cubrió problemas sociales ocultos en los 90 y principios del 2000. Su personalidad lo transformó en un icono de la juventud. Para entender la importancia de su faceta es necesario situarnos en el contexto del menemismo, las miradas más progresistas estaban excluidas.

Zoo, las fieras están sueltas, por América, fue la primera apuesta contundente. Lo acompañó su colega amiga Dolores Cahen D´Anvers. El  titulo elegido marcaba una linea editorial: Nada de leones enjaulados prisioneros de la libertad. En el programa emitían informes reveladores sobre astrología, esoterismo, sexualidad, política y medicinas alternativas, por citar algunos. El objetivo era desenmascarar y en segunda instancia concientizar. La trayectoria del periodista siempre esquivó la agenda mediática, seguramente era más conveniente hablar de temas que no incomoden. Castro prefería hacer periodismo al servicio de la sociedad.

En Kaos en la Ciudad trabajó en conjunto con Martin Ciccioli, Carla Czudnowsky, Ronnie Arias y Martín Jáuregui. Para eso redobló su sello polémico: la despenalización del aborto, el problema de la droga y la desigualdad se pusieron en debate, ya no representaban un tabú. La producción de Endemol salía por Canal 13 y será recordada como la última aparición televisiva del comunicador fallecido.

Los misterios sobre su muerte no se revelaron. Juan Castro se cayó del balcón de su departamento en Palermo el 5 de marzo del 2004. Muchos rasgos personales atraparon a la audiencia: es decir el carisma, la transparencia y principalmente la rebeldía. En la escena mediática confesó su adicción por las drogas, del mismo modo admitió su homosexualidad. El estilo transgresor e innovador que pregonó no conoció los límites. Sentó las bases de la discusión pública, ese es un triunfo grande. 





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