Si, la Marcha Federal Universitaria es política. Defender la educación es política, en una marcha o dentro del aula. Es política no necesariamente partidaria, por más que hayan participado partidos como Unión por la Patria, la Coalición Cívica, el Frente de Izquierda o la UCR.
Muchas personas fueron por motus propio, la mayoría participaron movilizadas por sus convicciones. Algunas fueron individualmente, otras en grupos. Así el Congreso y otros puntos del país se llenaron de estudiantes y profesionales egresados de la universidad pública.
Las instancias de nuestra vida son políticas. Tomar una decisión es política pura. Se ponen juego intereses y riesgos, una decisión puede tener un carácter transformador, ser la punta de lanza de un cambio, molestar al poder o provocar cualquier otro efecto.
Por eso, la marcha es política. Hablar mal de la educación pública también es política, como callar o manifestar una postura. Política no es mala palabra. No confundir nombres de políticos con política como herramienta o concepto.
En la Argentina conservadora se sancionó la Ley 1420, promotora de la educación pública y gratuita y obra del gobierno de Julio Argentino Roca, referente de la ideología liberal. Paradojas del destino.
En la etapa radical de Hipólito Yrigoyen, se llevó a cabo la Reforma Universitaria del 18 gracias a la movilización estudiantil. La iniciativa del estudiantado modificó la reforma del estatuto de la Universidad Nacional de Córdoba. En la primera presidencia de Juan Domingo Perón las universidades dejaron de ser aranceladas.
Tres colores partidarios, un mismo interés: la educación. Contribuir a la educación de calidad es política, marchar es política. Cuestionar el desfinanciamiento es política y minimizar una movilización también.