El mejor aprendiz


Por Diego Villarino

A casi un año de la asunción de Javier Milei, el Gobierno experimentó los pormenores del poder. Milei basa su discurso anti casta en las viejas maniobras de la política y en los viejos conocidos de siempre. Grita, confronta con el distinto y convierte en dogmatismo su propia postura ideológica. El contexto político ayuda: el peronismo y el radicalismo están desorientados. En ese marco, el presidente toma las viejas herramientas de la dirigencia para construir política y configurar poder.

El mensaje anti casta se agotó en lo discursivo. Guillermo Francos, ya en campaña presidencial, Patricia Bullrich y Daniel Scioli ocupan lugares importantes en el Gabinete  Rostros que formaron parte de gestiones previas: La Alianza, el PRO y el peronismo kirchnerista y no kirchnerista.

La paradoja golpeó la puerta de La Libertad Avanza. Un oficialismo primerizo necesita musculatura y experiencia en la administración del Estado, justo en el Gobierno que busca disminuirlo. Pero la teoría y la práctica no siempre se llevan bien. Los actores, los problemas y disputas juegan fuerte.

Al armado político, el presidente Javier Milei sumó el pulso de la muñeca. Pasaron los acuerdos, los llamados y hasta las comidas. En ese contexto, logro vetar la reforma jubilatoria y el nuevo presupuesto universitario. Además, con consensos, sacó una recortada Ley Bases.

Así como logró consensos, emuló acciones confrontativas de otras gestiones. Más allá de los opositores, la prensa vuelve a ser foco de conflicto. El periodismo, cos sus luces y sombras, incomoda al poder. Por eso, volvió a convertirse en un enemigo.

El mandatario tampoco esquivó el clásico pleito presidente-vicepresidente, una figura repetida que insiste en la historia Argentina.  Chacho Álvarez se fue del gobierno de La Alianza por diferencias con Fernando de la Rúa y Julio Cobos protagonizó un cruce con Cristina Kirchner por la 125. El último caso resonante fue la diferencia entre Alberto Fernández y CFK. Los ejemplos abundan, Hoy en día. las miradas están puestas al vinculo con la vicepresidenta Victoria Villarruel. El mismo Javier Milei marcó diferencias. “No tiene ninguna injerencia en la toma de decisiones”, afirmó el jefe de Estado.

La idea de hacer un esfuerzo vuelve a sonar fuerte. "Hay que pasar el invierno" y "La luz al final del túnel" se asemejan a discursos actuales. Un histórico monologo de Tato Bores repasa ese tipo de narrativas.

Argentina está empecinada a repetir historias. Lo nuevo no es tan nuevo y los vicios son recurrentes.  Ser presidente implica negociar y dialogar, sin embargo, surgen confrontaciones e intereses dispares.



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