Gladys Fernández: Una vida marcada por la persecución

                                            


Los días de semana se levanta temprano, toma una infusión y empieza la rutina. Su destino es la Escuela Primaria N° 43, donde es directora. Su pasión por la lectura la llevó a ganarse el reconocimiento ajeno. Incluso del intendente de Esteban Echeverría Fernando Gray, con el cual compartió el 108° aniversario del municipio.

La historia de Gladys Fernández está influenciada por la militancia y el compromiso social, esa postura tomó mayor dimensión después del secuestro de su padre Manuel Fernández. Él formó parte del gremio de los metalúrgicos y militó en la Juventud Peronista.

Su marido porta el apellido Rabinovich, una familia que estuvo en la mira del gobierno de facto. En el presente añora a su tío Gregorio Rabinovich, que se subió al avión alemán y convenció de lo que estaba pasando en el Mundial del 78. Se trata del ex escritor y administrador del diario Noticias. Su tía Josefa Rabinovich aún está desaparecida, al igual que sus primos Bernardo Levenson y Miguel Ángel Levenson.

-¿Qué te motivó a militar por la política y los Derechos Humanos?

-Mi propia vida familiar. Tuve un padre sindicalista y militante. No lo llevaron preso por su ideología, sino por su trabajo en el gremio de los metalúrgicos. Él formó parte de la resistencia peronista donde sufrió la persecución. Era perseguido porque desaparecían obreros y delegados de sindicatos. Las familias acudían a él y cada vez que tenía que mediar un hábeas corpus, el ya sabia que lo venían a buscar. Vivíamos en Remedios de Escalada. Atrás del club Talleres recibió las primeras golpizas. Después lo llevaron a la comisaria primera de Lanús, También estuvo Devoto, Caseros y Olmos. Cuando se lo tiraron a mi mamá en la puerta de mi casa, pesaba 38 kilos. no tenía uñas y ni dientes, las costillas le atravesaban la piel y por su supuesto falleció. Tengo la imagen de cuando falleció, cuadras y cuadras de obreros vinieron al velorio, lo velaron en mi casa porque no te permitían hacerlo en lugares públicos. Mi padre creía en la justicia social y en la igualdad de oportunidades. Quienes vivíamos con ideales quedábamos con una mano adelante y otra detrás. La política no fue un un medio para dejar a mi mamá en una muy buena posición económica, por el contrario.

-¿A qué edad empezaste a militar?

-A los 14 empecé a militar en una época donde tuvimos que irnos de noche de Escalada, con la ayuda de los vecinos, a Luis Guillón. Nos mudamos a una casa con muchos arbustos.

-¿Cuál fue la reacción de tu mamá?

-Mi mamá me suplicó que no le haga vivir lo mismo. Tenia el recuerdo de lo que pasó con mi papá. No fui criada con odio hacia el represor, por temor a que fuera peor. Pero es más fuerte que yo.

-¿Cómo fue tu experiencia en el colegio?

-Cuando inicié la militancia iba a un colegio de monjas, no la pasé bien. No me dejaban hablar y me sacaban del salón. Era la falsedad de la iglesia, Te decían una cosa por delante y a mi mamá le decían otra. No pudieron conmigo, tuve profesoras que me la jugaron mal. Quería que yo pasara a dar lección diciendo lo que ellas querían. pero debatía con fundamentos. Tengo unas metas muy claras.

-¿Qué entendés por Derechos Humanos?

-Me pregunto que entiende la gente por Derechos Humanos en términos muy amplios. Es luchar por la educación pública y de calidad, es defender los Derechos Humanos de los niños, por ejemplo una buena alimentación es muy amplio el tema y hasta que punto se cumple. Sigo militando un proyecto de movilidad social de mis alumnos, Estoy convencida que la educación va a ser el camino.

-Además de tu padre, familiares de tu esposo también sufrieron la persecución. 

-Tengo una tía abuela directa de mis hijos que se llama Josefa Rabinovich de Levenson, es una madre desaparecida. También tengo dos primos militantes, uno muerto por la dictadura. Eso también alimentaba mis ganas de cambiar. Tengo una familia diezmada por parte de mi esposo, eso también alimenta mis ansias de querer cambiar, mi medio es lucha por al educación. Mi primo es Bernardo Levenson, Miguel Ángel Levenson, mi tío Gregorio Levenson, era periodista y administrador del diario Noticias. Escribió varios libros.. Mi tío estuvo exiliado. En el mundial del 78 se subió al avión alemán y convenció de lo que estaba pasando en Argentina. La noche que ganó Argentina fue la noche que más se picaneo en la Esma. A mi tía le pusieron una bala de 25 kilos atada a una pierna para que no se pudiera mover y le sacaron la dentadura. Cada gol de Argentina, era un torturado para ellos.

-¿Cuáles son los avances y de deudas pendientes en materia de Derechos Humanos?

-Los avances son el juicio a las Juntas Militares, el poder hablar sin ser estigmatizados, el poder descubrir una parte de lo que pasó, porque no se descubrió todo. Mi tía está tirada en en rio de La Plata, dónde está el responsable directo de esa muerte. Antes hablabas de Derechos Humanos y eras subversivo, te decían que en algo andabas. Hoy se puede hablar, hacer reconocimientos, podes ir a la plaza de la memoria y conmemorar un 24 de marzo. Las movilizaciones populares pudieron frenar la liberación de genocidas. Tiene que venir una generación mas joven que este comprometida, veo a los compañeros militantes de mi hijo y tengo esperanzas, pero es solo una parte de la juventud. Hoy los Derechos Humanos son una parte importante de algunas plataformas políticas, no de todas.

-¿Cuál es el papel de la educación en la construcción de ciudadanía?

-Buscamos que nuestros alumnos sean reflexivos y críticos. El Día del Derecho a la Identidad vino una narradora y contó cuentos como "Choco busca a su madre" en primer ciclo. Los chicos pudieron dar cuenta sobre el derechos a la identidad. El problema es que la temática se trabaja en algunas escuelas. En cuántas escuelas se tuvo en cuenta? Por ejemplo, el niño adoptado tiene derecho a su identidad. Es más fácil tildar que de eso no se habla, y no, es formación para que muchas cosas que pasaron, no vuelvan a pasar. En educación hace falta ese replanteo.

-¿Leés libros de política o otras temáticas?

-Leo de todo. A los 14 consumí El Diario de Ana Frank y La Hora Veinticinco, siempre fui de mucha lectura. Me encanta leer, la lectura te permite fundamentar tus opiniones aunque sea la mas simple ante tu papá. Te cuento que de 387 postulantes a Directora Titular, quedamos 12, entre ellas yo. El compromiso en tu gestión, es un compromiso de ir formándote constantemente. La educación es un área que evoluciona. Un médico no puede quedarse con lo que estudió en la facultad de medicina. Siempre estuve muy ligada a la lectura. Cuidaba las gallinas en el fondo de casa con un libro en mi manos. Leía libros prestados porque mi mamá no me los podía comprar.

-¿Tus hijos también leen?

-Sí, incluso me gusta debatir con mis hijos diferentes opiniones. A mi hijo mayor le gusta lo social, los comedores y el apoyo. El más chico es mas burgués pero cuando salió de su núcleo social vio la realidad de otra manera. Cuando los adolescentes se manejan en determinado nivel, adquieren posturas como el pobre es pobre porque se merece ser pobre. Le hacia falta salir, ganar un sueldo, y saber que no era el que pretendía. Ahí aprendió que el pobre es pobre porque las circunstancias de la vida te llevan. Cuando accedió a una facultad publica se le abrió la realidad. Comprende otras cosas.

-¿Cómo ves la militancia actual?

-Se produjo un desgranamiento de la militancia joven. Se presentó a determinas agrupaciones de militantes como lo nefasto, están asociadas al enriquecimiento. Los que tenemos hijos militantes sabemos cuanta veces ponemos la plata para el engrudo o para pagar el alquiler del local. Recién estamos viendo como de nuevo algunos jóvenes, sobre todo universitarios, se están acercando a militar. Pero falta la militancia de base, la del barrio. La mayoría de los chicos que se están acercando de nuevo a militar de nuevo son chicos universitarios o terciarios. comienzan a ver la otra parte de la militancia, la parte formal y ya no lo sentimental.

-¿Cuál es la relación con tus compañeros militantes?

-Me convocaron al Ateneo para dar una charla ante estudiantes secundarios y universitarios. Para los jóvenes soy la voz de lo que ya pasó y de lo que va a venir. Me encuentro en una etapa más de formación con ellos. Creo que soy objetiva, puedo decir lo que esta bien y lo que no esta bien. No les muestro un idealismo puro. La batalla es muy dura, hay un enemigo invisible que no viví.

-¿Qué diferencias notás con la militancia de los 70?

-Les digo a mis hijos que su militancia es otra, la nuestra era poner el cuerpo. Pasé estar encerrada toda una noche en un bar porque nos venían a buscarme, ese día un mozo nos salvo de milagro. Ibas al barrio San José a enseñar a leer y sabias que tenias otra marca. Hoy pueden expresar lo que libremente quieren. Pasar por distintas experiencias te da una cierta libertad para poder capacitarlos a ellos. Mi hijo mayor no sabía de política absolutamente nada, vivía en un mundo de rugby, salidas, colegio y viajes. Pero a partir de 2003 empezó a militar. Los dos tenemos convicciones muy fuertes, lo respaldo a muerte.








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