Pez ofrece un trabajo repleto de matices

 

Acariciar el fuego es un álbum atravesado por el coronavirus. El resultado son letras que expresan con exactitud el contexto que vivimos: Conviven el amor, la soledad y la ilusión. Pez lanzó la  nueva producción a las redes sociales, sin embargo, pronto tendrá una versión en vinilo. 

Por Diego Villarino

La máquina creativa no para, Pez es un conjunto que suele producir a menudo. Ariel Sanzo, Franco Salvador y Fósforo García plasman su potencial en Acariciar el Fuego, un trabajo multifacético. En el nuevo album confluyen el amor, la soledad y la ilusión. La pluma toma un color significativo, más en un periodo atravesado por la pandemia. En ese sentido, el disco se presenta como un espacio de expresión contundente. 

"Es una vieja historia y la escuchaste ya: hasta que no lo perdés no lo extrañás. y la sabana siempre es corta, y no hay torta ni pan, y el pasto mas verde siempre crece allá.. Hay un final sin historia, nada que desarrollar, no me vendas moralejas si esa es tu moral", pronuncia Minimal en la apertura. Continúa La flecha: Un desafortunado en el amor que desea cumplir con una deuda pendiente. Las emociones recorren el disco de entrada. El comienzo deja un listón alto que la propia banda se encarga de elevar. 

El primer punto sobresaliente es Cuarentena Blus, una reminiscencia al género tocado por B.B. King y Eric Clapton. ("Pegaré una bicicleta y tapándome la jeta voy a salir a pedalear, de una punta hasta la otra de esta ciudad toda rota, y es solo para irte a buscar"). El contexto marca la letra de una pieza melancólica pero sublime. En un fragmento nombra al permiso para circular, uno de los hitos de la emergencia sanitaria. Incluso menciona de forma implícita el uso del barbijo o tapa boca.

Los usuarios tuvieron una participación importante en la composición de varias canciones. Mediante transmisiones de Instagram colaboraron y hicieron un aporte destacado. De esa forma nació Colección de Pesadillas"Entonces, regálame un poco de tu tiempo que hoy no es nada, mañana puede ser lo que vos necesitás. Si no encuadran los rincones, desarmarse es natural (quizás también), deformar la perspectiva de esta absurda realidad", vocaliza el líder del grupo. 

Viajando lejos para no volver y Los rápidos presentan la faceta más ruda, las filosas guitarras se apoderan del ambiente hardrockero. La potencia disminuye con Ajo, una hija directa del aporte del público. La misma plantea los riesgos que conlleva la vida. Las cuestiones existenciales recorren todo el album y no necesitan pedir permiso. Por el contrario, son utilizadas como un arma artística formidable.

La influencia de otros discos está sellada. No soy un robot combina psicodelia y reggae. El track comparte sonidos similares a El Manto Eléctrico, en especial a Un lenguaje extraño y Todo lo que ya fue. La vida es otra cosa ofrece aires tangueros en su poesía, la impronta urbana se adueña del clima y refleja las implicancias de estar vivo: el miedo y las penas humanas no son esquivos.

Del tramo final hay dos canciones impostergables. Por un lado, Desde el aire, una bella melodía que invita al reto de la reflexión ("Y cuando cambie la hiel por miel, y los dogmas por comprensión, dejando atrás la estupidez. Podré ver que acá hay mucho más que lo que se ve desde las pantallas"). Por último, cierra el trabajo Amanece en Boedo, un retrato de una vivencia cotidiana en la ciudad porteña, que podemos comparar con Mañana en el Abasto de Sumo, aquella belleza de Luca Prodan. "Amanece en Boedo y el cielo sigue gris, cinco grados y un té con jengibre y limón para mí. Extraño todo lo que no sabía que amaba, y caminar hasta el subte escuchando Cheap Trick" , canta Ariel Gustavo Sanzo, más conocido como Minimal, un músico con una trayectoria amplia dentro del rock nacional. Por lo general el nivel de Pez supera la media con creces. Acariciar el Fuego es una obra a considerar.

Valoración: 4 de 5
 

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