Los pizarrones hablan

 




El edificio del Nacional de Adrogué tiene décadas de historia. Tardas un tiempo en recorrer sus pisos. 60 aulas y un mundo en si mismo. Su inmensidad motiva y complica. En el segundo piso, los estudiantes del Instituto de Formación Docente trabajan en mejorar las condiciones de cursada. Los representantes del 41 usan artículos de limpieza y herramientas de trabajo, mientras comparten un mate y una cremona. La situación se dispersa por varias aulas, afectadas por el estado de las paredes y ventanas. Las escrituras en liquid paper y las rajaduras reflejan el descuido eterno.

"La iniciativa surgió desde una asamblea que se dio hace casi un mes. Residentes independientes y de distintas agrupaciones de izquierda propusimos llevar a cabo estas jornadas de trabajo debido a las condiciones edilicias, es algo que viene de hace años. Es poder trabajar para mejorar las condiciones de cursada", detalla Nicolás, estudiante del profesorado. Emilio asienta con la cabeza y va más allá. Sus expresiones delatan sus ganas de hablar y expresar sus inquietudes: "La excusa que nos dieron es que supuestamente esos bancos son mas pedagógicos, por eso no los quieren cambiar. No esta la intención de renovar el mobiliario, por mas que los compañeros se lastimen con los hierros salidos. Los bancos te hacen doler la espalda, estar cuatro horas sentado es molesto".




"Nos llegó la noticia por parte de la directora que el mobiliario que iba a llegar, fue donado a otra institución porque el Consejo Escolar no puso un flete para que llegue. Seguimos cursando con bancos que son de hace casi 100 años, no se puede cursar así, por eso tuvimos que llevar a cabo una jornada de trabajo", relata Nico. 



Algunos bancos sufren el desprendimiento de determinadas partes y los rincones están marcados por la mugre. Los tachos de basura están invisibilizados y el mantenimiento no es la prioridad a nivel general. Estudiantes de primaria, secundaria y profesorado asisten de lunes a viernes y padecen ese estado. Incluso los sábados a la mañana recorren los pasillos del edificio. 

Descreimiento del Centro de Estudiantes

En la jornada autoconvocada, la critica al Centro de Estudiantes oficial es palpable: "Está en concordancia con el municipio y no llevan a cabo los reclamos de los estudiantes. Todos los reclamos que elevamos recién se fijaron en la segunda asamblea, que fue convocada por estudiantes independientes. Desde el Consejo cambiaron la luminaria, aunque todavía falta. Cuando nosotros convocamos a la jornada de trabajo, recién ellos propusieron hacer una jornada, después de reclamos en los que no tuvimos respuestas". 

"El Centro de Estudiantes funciona más como parachoque, un sistema de contención de los reclamos estudiantiles, que como una vía de voz. Te dan cursos y todo, esta bueno pero las buenas condiciones del edificio son primordiales. No está bueno naturalizar que todo es una porquería, para los mismos chicos de la secundaria también", agrega Emilio con ganas de alzar la voz.


Las inquietudes en torno al nuevo edificio

Mientras muchas cursadas se llevan a cabo en el edificio de El Nacional,  algunas ya se realizan en el nuevo instituto, a unas pocas cuadras, más cerca del icónico hospital Lucio Meléndez. "No entra ni una carrera. Hicieron tanta pantomina y al final el edificio no está terminado", subraya Emilio. Nico asienta con la cabeza y señala  que "no hay biblioteca ni laboratorio, sobre todo para los estudiantes de química, que en un momento deben mudarse a la nueva sede".

Emilio se expresa indignado, informa que "los estudiantes de matemática y literatura cursan en la cocina", ya que tiene solo "13 aulas". "Se cae a pedazos porque lo hicieron mal, hay humedad en los techos y ventanas rotas", describe Nico.

Dudas y certezas

El edificio del Nacional de Adrogué fue puesto en valor hace poco más de un año bajo la contratista GDB GROUP SRL. Los  arreglos hicieron que el sector de Siberia, históricamente caracterizado por el frio, pueda tener calefacción, pero la inoperancia gana por amplio margen. Nico resalta que "los baños están tapados hace varios meses" y Emilio agrega que "los inodoros rebalsan de agua".

En los pasillos el resto del grupo trabaja con las paredes y ventanas del establecimiento. Emilio duda de la promesa de la inspectora de cambiar los bancos. De manera efusiva alerta sobre la falta de iluminación en la escalera de Siberia y deja en claro que ya hubo un accidente en el sector: "Compañeros se tropezaron por esta situación".  

No todo da resquemor. Nico resalta la actitud de los docentes que dieron clases abiertas en octubre. Sumado a la voluntad de los estudiantes autoconvocados, más de diez ponen el cuerpo. Los pizarrones reflejan la intención de la jornada. "Por favor mantengamos limpio", es un deber y no una suplica. Aristóteles se hace presente en un escrito a tiza, que plasma su concepción de verdad. No, no es un trabalenguas, el mensaje es reflexivo y obliga a una mirada hacia adentro. El sentido de la autoconvocatoria está plasmado: la responsabilidad atañe a todos los actores. De arriba a abajo, del derecha a izquierda.

"Decir de lo que es, que es y de lo que no es, que no es: es lo cierto 

Decir de lo que es que no es, y de lo que no es, que es, es lo falso

Mejor que decir es hacer

Mantengamos limpio"




                        












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