Este 2 de mayo se recuerda a los 323 argentinos que perdieron la vida en uno de los episodios más trágicos de la Guerra de Malvinas: hundimiento del crucero General Belgrano.
La acción naval ocurrió el 2 de mayo de 1982, en aguas argentinas, fuera de la zona de exclusión marcada arbitrariamente por el gobierno británico, razón por la cual muchos analistas e historiadores siguen sosteniendo que esa agresión fue “un crimen de guerra”.
De los 1.093 tripulantes que el Belgrano tenía a bordo, murieron 323, casi la mitad del total de muertos argentinos en la guerra.
770 lograron sobrevivir en balsas inflables aunque debieron esperar varios días en el mar, con temperaturas bajo cero, antes de ser rescatados.
Como consecuencia, se dispuso un operativo de rescate que se extendió hasta el día 9 de mayo,
"Al Reino Unido, vencedor de la contienda, le queda hoy el análisis desapasionado de su conducta durante el conflicto (…) De este análisis surgirá, a no dudarlo, el hecho intrínsecamente cruel por innecesario, cual fue el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano. Su responsabilidad por este acontecimiento, además de otros de menor cuantía, es insoslayable", indicó el Informe Rattenbach.
Cómo fue el hundimiento
Cerca de las 20 del 1 de mayo de 1982, mientras navegaba cerca de Isla de los Estados, el "General Belgrano" había recibido órdenes para sumarse a una maniobra de pinzas que se abalanzaría contra los británicos desde el sur. El portaaviones "Veinticinco de Mayo" lideraría el otro brazo de la operación.
Pero este plan fue cancelado por las condiciones que impedían operar a los aviones embarcados en el portaaviones y el crucero emprendió el regreso en sentido al continente.
El submarino HMS "Conqueror" comenzó a seguir al "General Belgrano" el 1 de mayo por la mañana, y después de recibir autorización del gobierno de la premier Margaret Thatcher disparó los dos torpedos que hundieron al crucero argentino a las 16 horas del 2 de mayo de 1982.
A las 16.02, mientras los artilleros que se encontraban de guardia probaban algunos mecanismos y la Torreta II buscaba posibles blancos en el horizonte, el "General Belgrano" se sacudió violentamente como consecuencia de una poderosa explosión, seguida del cese inmediato de energía e iluminación que paralizó a los 1.093 tripulantes.
Este fue el primero de los tres torpedos MK-813 lanzados por el Conqueror desde una distancia de unos 5 kilómetros. Unos momentos después el segundo torpedo produjo una nueva explosión en la altura de la proa de la nave.
Este nuevo impacto provocó el desprendimiento de 12 metros de la proa del buque, que inmediatamente comenzó la inclinación a babor y hacia las 16:05, se dio la orden de zafarrancho de siniestro.
A las 16.23 el comandante Héctor Bonzo dio la orden de abandonar la nave; la marejada que había en ese momento dificultó la visión y la comunicación entre las balsas, por lo cual algunas quedaron sobrecargadas con 30 personas y otras subocupadas con no más de tres marinos.
A las 16.50 la escora de 60° preanunciaba el hundimiento, y en 10 minutos el crucero fue engullido por las aguas aproximadamente en el punto 55°24′S 61°32′O del Océano Atlántico.