El caso José Luis Cabezas conmovió a la sociedad y en especial al mundo del periodismo. El 25 de enero del 97 fue asesinado después de fotografiar al empresario Alfredo Yabrán, dueño de la empresa OCA en aquel entonces. La persecución derivó en secuestro y asesinato, una trama siniestra que tuvo el peor final.
“No hay democracia sin justicia. No hay justicia sin verdad y no hay verdad sin memoria”, fue la consigna elegida por la Asociación de Reporteros Gráficos. Pasa el tiempo y la impunidad sigue vigente. Cabezas es recordado por su valentía y osadía, una condición vital en su profesión. Así es el alma del comunicador que se compromete con la realidad.
“Tuve miedo porque la verdad no sabíamos donde estábamos parados hasta ese momento. Desde el retorno de la democracia había habido amenazas a periodistas pero no un crimen. La variable muerte no era algo que estuviese presente en nuestro trabajo cotidiano y obviamente tuve mucho miedo. En algún momento me tuve que ir del país pero después volví porque sentí que tenía que estar acá para dar la pelea", explicó a "Mendoza Online" Gabriel Michi, amigo y compañero del medio Noticias. La experiencia lo llevó a publicar el libro "Cabezas", lanzado por Editorial Planeta.
El reportero asesinado fue homenajeado en distintos puntos del país como Córdoba, Pinamar y Balvanera. En plena democracia resulta inadmisible que un trabajador pague con su vida. También es cuestionable que a esta altura ninguno de los involucrados estén presos. El crimen invita a debatir el alcance real de la libertad de expresión, un derecho que tanto nos costó lograr. Basta con recordar los golpes militares que se produjeron entre 1930 y 1976.