De Almirante Brown a la Patagonia por los dinosaurios

 


El adroguense, Javier Passalia es un aficionado de la paleontología. Desde muy pequeño se interesó por esta ciencia. Su objetivo es crear un Museo de Ciencias Naturales en la localidad. Conocé una historia repleta de viajes y experiencias.


"A los siete años surgió mi interés por los dinosaurios. En los 90 empecé a leer la colección de revistas Dinosaurios de la editorial Deagostini. Fue un boom en mi cabeza. Continúe con libros y documentales en VHS y DVD”, narró Pablo Javier Passalia, un joven emprendedor que viajó a distintos puntos de la Argentina. Todo para ocuparse de su principal pasión.. En 2007 se anotó la Facultad de Ciencias Naturales y Museo en la ciudad de La Plata, la más prestigiosa según el entrevistado. Pero llegó a cursar poco de la carrera. De todas formas, asistió "a dos congresos Latinoamericanos de paleontología de vertebrados, el primero en 2008 en Neuquen y el segundo en 2011 en San Juan”.

Criado en Adrogué, relató su amor por la localidad. “Es mi vida diría yo. A pesar de que estudié en Rafael Calzada, siempre que volvía al barrio de arboleadas, adoquines y plazas, era otra cosa. Disfrutaba los momentos con mis amigos de la infancia. También ir a ver a Brown. Allí deseo armar un proyecto para un Museo de Ciencias Naturales y poder mostrarle a todos lo que es la ciencia”, aseguró. La nostalgia lo invade. No es para menos. El destino lo llevó a Chubut, lejos de sus seres queridos. La familia fue un sostén fundamental. “Mis viejos se metían en el tema conmigo. Quizás porque venían mucho interés en mi” reflexionó y agregó: “No me puedo quejar, siempre estuvieron ahí presentes en mis ideas locas".

Estuvo tres años en El Malargüe. “Saqué fósiles de todo tipo (sauropodos, teropodos, pterosaurios, tortugas, peces y cocodrilos). Luego fui invitado por una fundación de naturales a hacer prospección en la cuenca del río salado en la ciudad de General Belgrano”, detalló. En el 2012 ayudó en la reconstrucción del dinosaurio Bicentenaria Argentina con la gente del MACN de Bernardino Rivadavia. Sin embargo, lo mejor llegó en la etapa posterior. Logró incorporarse al Museo Egidio Feruglio de Trelew. Participó en la campaña del rescate del dino más grande del mundo. Después de unos meses en su ciudad natal volvió a la Patagonia para trabajar en la restauración del esqueleto.

“Mi mejor decisión fue abandonar el CBC de veterinaria y empezar la carrera de Paleontología. Me crucé con gente extraordinaria, y cada día quiero aprender algo nuevo. Ese es mi mejor hallazgo”, concluyó eufórico. Él sabe que el esfuerzo no es en vano. En un futuro cercano busca instaurar un Museo de Ciencias Naturales en Adrogué. Mientras tanto seguirá cumpliendo metas.






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